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ARTE DIGITAL Y EL MERCADO DE ARTE:¿UNA PRESENCIA IGNORADA?

13 octubre 2010

por Pau Waelder
La semana pasada, durante una visita a las ferias de arte contemporáneo Art Forum Berlin, Art Berlin Contemporary y Preview Berlin, pude comprobar la ausencia prácticamente total de obras de arte digital en los principales foros del mercado de arte en la capital alemana. Teniendo en cuenta que las tres ferias suman un total de 230 galerías de arte de diferentes países, el hecho de que ninguna de ellas presente obras de arte digital indica la falta de interés que existe en el sector hacia el arte vinculado a las nuevas tecnologías. Pero no sólo las ferias berlinesas parecen ser ajenas a este tipo de arte, pese a proclamar repetidamente su apuesta por los aspectos más innovadores de la creación contemporánea. Para su próxima edición (febrero 2011) la feria ARCO de Madrid no cuenta ya con la Expanded Box, el espacio que se creó para el videoarte y fue incorporando progresivamente obras de arte digital hasta convertirse en espacio de referencia para el media art. Ello no impide que sea posible ver arte digital en la feria madrileña, ya sea en el stand que habitualmente presenta a los ganadores del premio VIDA o en los espacios de las galerías Max Estrella, Haunch of Venison, Bitforms o [DAM], entre otras, pero ejemplifica el escaso peso que actualmente tiene este tipo de creación en el mercado del arte contemporáneo.

¿Una presencia ignorada?

Pese a contar con una larga historia, el media art no parece haber conseguido su reconocimiento entre las principales corrientes del arte contemporáneo, algo que otras disciplinas relativamente recientes como la performance o el vídeo arte sí han logrado. Tal vez su carácter experimental, su rápida evolución y las complicaciones técnicas que plantean tanto su exhibición como su conservación sean factores que compliquen su aceptación por parte de galeristas y coleccionistas. En cualquier caso, a medida que los soportes tecnológicos resultan más asequibles y fáciles de mantener, las obras digitales van encontrando un lugar en las galerías: artistas y galeristas trabajan en adaptar los formatos de las obras para que éstas puedan ser comercializadas, ya sea en forma de software que el comprador puede instalar en un ordenador, en pantallas táctiles, impresiones digitales, u objetos interactivos. Entre estos últimos, cabe destacar la obra de Daniel Rozin, cuyos “espejos” han sido notablemente populares, o las obras de la serie Shadow Box, del artista Rafael Lozano-Hemmer, conocido por sus instalaciones e intervenciones urbanas. En ambos casos, se trata de obras compuestas por un único objeto que reacciona a la presencia del espectador.

Este tipo de obras cuenta con una particular aceptación, pero el arte digital puede adoptar muchos otros formatos. El problema está, desde el punto del vista del mercado, en conseguir que la obra sea comercializable y se pueda garantizar su exclusividad al comprador. La propia naturaleza del arte digital dificulta su comercialización de varias maneras: los archivos digitales pueden copiarse y distribuirse fácilmente, son inestables, dependen de formatos y sistemas operativos que pueden quedarse obsoletos, son el resultado de un proceso que no siempre puede verse o comprenderse fácilmente, y un largo etcétera. Por ello, el trabajo de los galeristas que promueven el arte digital se centra tanto en mostrar el valor de la obra como en procurar que ésta adopte un formato que permita su adquisición por parte de un coleccionista.[Leer más]
Origen:Laboral Centro de Arte

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