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CLAVES PARA SACAR RENTABILIDAD A LAS INVERSIONES EN ARTE

28 agosto 2011

por Miguel Angel García Vega
Para entender el enorme poder de revalorización que a veces tiene la pintura contemporánea hay que fijarse en ocho lienzos pintados con sedimentos de plata que estuvieron expuestos en junio pasado en la sección Art Unlimited dentro de la todopoderosa feria suiza Art Basel. Esas ocho telas (de 122 - 92 centímetros cada una) las firma un joven pintor americano de solo 27 años llamado Jacob Kassay. La obra se vendió rápidamente por 400.000 dólares (280.000 euros) y en teoría (no se confirmó, al igual que el precio exacto) la adquirió un museo. ¿Mucho dinero por un artista veinteañero sin presencia en instituciones importantes? Desde luego, pero el mercado no entiende ni de edades ni de currículos.

El 12 de mayo pasado, la casa de subastas Philips & Pury remató una tela de Kassay análoga en tamaño y calidad a las de Basilea por 295.500 dólares (207.000 euros). Pero lo que de verdad sorprende es que hace poco más de un año y medio se podría comprar una de esas pinturas en Eleven Rivington, su galería neoyorquina, por solo 8.000 dólares (5.600 euros). Hablamos de una rentabilidad en ese tiempo tan corto del 3.693%. Ningún activo normal da tanto.

Resulta evidente que la anterior es una situación excepcional, pero aun así es muy fácil confeccionar un listado de pintores contemporáneos que en la última década han triplicado sus precios: Lisa Yuskavage, Cecily, Brown, Marilyn Minter, Elizabeth Peyton, Peter Doig, Julie Mehretu, Beatriz Milhazes, Adriana Varejao. La lista es mucho más extensa y "revela cómo el arte, y más concretamente la pintura, ha hecho un viaje no solo similar en rentabilidad al de otros activos, sino en ocasiones bastante superior", reflexiona el coleccionista y arquitecto Carlos Manzano.

Además, es un viaje que se ha ido dando al margen de la crisis. En el anterior crash del mercado del arte, en 1991, se tardaron cuatro años en recobrar los niveles de precios anteriores al desplome. En esta ocasión, solo se necesitaron 18 meses. "Por primera vez en la historia, muchos inversores, o digamos compradores de arte, consideran que un cuadro es igual en funcionamiento y rentabilidad a cualquier otro activo financiero. Se vende y compra bajo los mismos criterios", explica el coleccionista Marcos Martín Blanco.

Mezclar dinero y arte contemporáneo es algo que rechina, por paradójico que pueda parecer, a la mayoría de los coleccionistas. "Si se compra arte como inversión, se pierde siempre; si se hace para disfrutar, se gana siempre", apunta el coleccionista Carlos Pérez. "Hay productos financieros mucho más líquidos, seguros y rentables".[Leer +]
Origen:ElPaís.com

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