"El arte puesto en contacto con la empresa provoca perturbaciones interesantes y creativas", afirmó ayer Roberto Gómez de la Iglesia, director de Disonancias, un programa que por segundo año consecutivo ha puesto en contacto a unidades de I+D+i de empresas o centros tecnológicos del País Vasco con artistas internacionales para desarrollar conjuntamente proyectos de investigación.
La idea es plasmar luego esas investigaciones en prototipos, entendiendo éstos "no necesariamente como un elemento tangible listo para producirlo en serie o en forma de artefacto artístico", sino como "una formalización de un concepto, de una idea con mayor o menor grado de concreción".
Y aunque subrayó que no convendría medir el éxito de estas colaboraciones sólo por el número de patentes que prosperan, adelantó que de las nueve investigaciones que se han llevado a cabo en esta segunda convocatoria, cinco son "susceptibles de generar una patente".[+]
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