«Todos dicen que hay que atreverse a innovar, pero luego te dicen que eres demasiado atrevido. Pues no, hay que lanzarse y, en tiempos de crisis, aún más».
Roberto Gómez de la Iglesia, director general de Xabide y del proyecto Disonancias que ahora presenta los resultados de su campaña 2008-2009, aún recuerda la cara que pusieron los compañeros de su equipo cuando hace unos años les lanzó la idea de que los artistas deberían trabajar dentro de las empresas como elemento innovador. «La primera reacción, incluso en personas que ahora son firmes defensores del proyecto, fue decir: ¡Estas loco!».
La locura de fomentar la colaboración entre artistas y empresas tiene su fundamento. Como explican en su página web disonancias.com, parten de la premisa de que «los artistas son por definición investigadores. En el marco de sus colaboraciones con las empresas, proponen nuevas y diferentes vías de innovación, introduciendo desviaciones y disonancias en los procesos habituales de pensamiento y actuación, aportando creatividad y metodologías de trabajo, y sirviendo de catalizador a los miembros de un equipo».
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Origen: diariovasco.com
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